jueves, 16 de junio de 2016

Góngora en Córdoba, ruta literaria por la ciudad



 


En nuestra visita a Córboba profundizamos en la vida de Luis de Góngora y Argote; recorriendo los rincones de esta que inspiraron a unos de los más grandes poetas de la literatura hispana de todos los tiempos y al que tanto le influyó la Cultura Clásica.
Este autor, nacido en 1561 y fallecido en 1627 en dicha ciudad, fue uno de los mayores poetas del Siglo de Oro, máximo represente del Culteranismo. Nombrado racionero en la catedral de Córdoba. Compuso sonetos, letrillas de estilo popular y los poemas extensos Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea.
Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y el conocimiento de su obra decayeron luego hasta bien entrado el siglo XX, cuando la celebración del tercer centenario de su muerte (en 1927) congregó a los mejores poetas y literatos españoles de la época (conocidos desde entonces como la Generación del 27) y supuso su definitiva revalorización crítica de su obra.




BARRIO DE LA JUDERÍA
Nace en la Casa de las Pavas de Córdoba (denominada así por los dos pavos reales que flanquean la entrada) de su tío Francisco de Góngora, racionero de la catedral, en el lugar que ocupa el hoy número 10 de la calle de Tomás Conde. Esta calle pertenece al barrio de la Judería, cercana a los Baños Califales, es en este barrio y en sus calles donde el autor pasó su infancia.
Cerca está la Plaza de las Bulas (hoy de Maimódenes). Debe su nombre a que en ella se había establecido la venta de las bulas, en el mismo edificio donde actualmente se ubica el Museo Taurino, una antigua casa señorial del siglo XVI. Esta plaza se señala por todos los estudiosos del autor como el lugar de frecuentes juegos del Góngora niño, dada la proximidad de la casa donde nació y habitó en sus primeros años. Otros lugares que el poeta frecuentaba también en su infancia fueron la Huerta del Rey, espacio ya desparecido que pertenecía a la Corona y que se haya en el tramo comprendido entre la Puerta de Almodóvar y la Puerta de Sevilla, limitando por el oeste con la actual Avenida del Conde de Vallellano, y el Campo de los Mártires, del que la tradición cuenta que toma tal nombre esta zona porque fue la zona de la ciudad en la cual se sacrificaron y enterraron los mártires cordobeses en tiempo de la dominación romana.


PLAZA DE LA TRINIDAD
En esta plaza de la Trinidad, del centro de Córdoba, un monumento dedicado a Luis de Góngora, el cual fue inaugurado el 23 de mayo de 1967 realizado por el escultor Amadeo Ruiz Olmos.
En esta plaza se halla la casa, donde se piensa que murió el poeta; la llevaba en arrendamiento de por vida y pertenecía al capellán Juan de Mora. En la fachada aparece una lápida gris certificando que “En este lugar murió en23 de mayo de 1627 el célebre poeta cordobés Luis de Góngora y Argote, dedicándole este recuerdo escritores y amantes de las letras”.
No se conocen exactamente las circunstancias de su muerte: entre el 27 de enero y el 24 de marzo del año 1626 debió sufrir en Madrid un grave accidente, siendo atendido por los médicos de la Reina Isabel, del que quedó parcial y temporalmente paralítico, junto a una amnesia persistente. Don Luis fue recobrando poco a poco la salud y se vino a Córdoba, confiando seguramente en recuperarse por completo, hecho que no ocurrió. El día 23 de mayo murió y el 24 de mayo de 1627 fue enterrado en la Mezquita-Catedral.


MEZQUITA DE CÓRDOBA
La Mezquita-Catedral de Córdoba es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura hispano-musulmana. Fue la tercera mezquita más grande del mundo, por detrás de las de Casablanca y La Meca pero su importancia artística, ya desde su construcción, era conocida en todo el Oriente y el Occidente.
En ella se bautizó Luis de Góngora y ya adulto sería racionero de la catedral de Córdoba, cargo al que renunciará en 1611 .Su cuerpo permanece enterrado en la catedral, en la capilla de San Bartolomé.


Al llegar al entorno de la Mezquita-catedral, frente a la puerta norte o Puerta del Perdón se encuentra la calle Velázquez Bosco. Nos hallamos en la antigua Calle de las Comedias, en esta funcionó un corral en el s. XVII. En Córdoba los corrales de comedias no estuvieron muy lejos de la Mezquita- Catedral, aunque hoy no podamos verlos.
A estos corrales de comedias próximos tendría don Luis la ocasión de asistir y ver representaciones, algunas de ellas reprobables a un clérigo, como ocurriría cuando el obispo don Francisco Pacheco le censuró el trato con representantes de comedias y la escritura de coplas profanas. De hecho el atractivo de las tablas le llevó a componer a comienzos de la segunda década del siglo XVII las comedias llamadas Las firmezas de Isabela y El doctor Carlino.
En el corral de comedias el espacio para el público se dividía en patio, con lunetas y gradas en muchos casos, la cazuela, los aposentos y los desvanes. En el patio, de pie o sentados en las lunetas, se situaban los mosqueteros, el público más popular y bullicioso; las gradas se reservaban para los comerciantes y gente con oficio; las mujeres sólo podían situarse en la cazuela; y los desvanes y aposentos se reservaban para los aristócratas y cultos, que se reunían en tertulia. El escenario era muy simple. Se levantaba poco más de un metro, con unas dimensiones en torno a 8 x 3 metros. Su fondo era fijo y lo articulaban tres puertas y una o dos galerías de balcones. Los movimientos de los actores respondían a unos códigos asimilados por el público, hecho que bastaba para obtener la máxima teatralidad con muy pocos recursos.
BAJADA AL PUENTE
Procedemos a abandonar la Mezquita-Catedral, para, por la Puerta de los Deanes, dirigirnos hacia la Puerta del Puente y al río Guadalquivir. Nos encontraremos en la bajada al río la Puerta del Puente, llamada así por estar situada frente al Puente Viejo Romano que cruza el río Guadalquivir y que se trata de la que fue puerta principal de entrada a la ciudad. Se construyó con la estructura de un arco de triunfo. Fue construida en el s. XVI por Hernán Ruiz III, durante el reinado de Felipe II.
Junto a la puerta se encuentra se encuentra un monumento a Góngora, en el que aparece el soneto A Córdoba que escribió con motivo de su nostalgia a su tierra natal:
¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
De honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
De arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
Que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre glorïosa patria mía,
Tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas rüinas y despojos
Que enriquece Genil y Dauro baña
Tu memoria no fue alimento mío,
Nunca merezcan mis ausentes ojos
Ver tu muro, tus torres y tu río,
Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!


Nuestro recorrido continúa bordeando la Mezquita-Catedral por C/ Corregidor Luis de la Cerda hasta llegar a las calles Alfayatas, Zapatería Vieja, Badanillas, Calderos, Calceteros. Estamos en el barrio de los oficios. Continuamos el recorrido por la calle Badanillas hasta llegar a la calleja Cabezas, en dirección a la casa-palacio donde se ha creado la Fundación-Museo de Góngora o Casa Góngora, como ahora se le llama, recinto de exposiciones hasta ahora. Esta calleja mencionada nos lleva al S. X con un episodio truculento que ha quedado recogido en el Cantar de los infantes de Lara, en la Crónica General y en el Romancero Viejo.
Continuamos nuestro paseo hasta alcanzar la Puerta del Portillo de Mercaderes, llegando en este punto a la calle de San Fernando. Enfilamos por la calle San Francisco y en breve estamos en la Plaza del Potro.


PLAZA DEL POTRO
En ella se haya la Posada del Potro, la cual está declarada como Monumento Arquitectónico-Artístico y es actualmente propiedad del Ayuntamiento de Córdoba que la ha transformado en espacio de encuentro cultural, hoy dedicado a actividades relacionadas con el flamenco.
Este mesón, junto con el del Sol, el del Toro y el de la Herradura, entre otros, fueron destacados en tiempos de don Luis, la mayoría pertenecientes al cabildo catedralicio, para quien constituían notable fuente de ingresos.
La posada del Potro se trata de una posada cuyos orígenes se remontan a los siglos XIII y XIV y que era, lugar de descanso para traficantes de ganado y mercaderes que acudían a la ciudad. Su estructura es la de una vivienda típica del siglo XV, en la que sus habitantes vivían en dependencias que rodeaban a un patio común. En el interior se conservan casi intactos las cuadras, la galería alta con sus barandas, soportes y tejadillo de madera, pequeñas habitaciones y el patio, que se han mantenido intactos casi seiscientos años. Aunque ha perdido dos o tres habitaciones, que fueron englobadas por casas adyacentes.
Fue lugar también de comedias durante los siglos XVI y XVII y frecuentado por don Luis, a pesar de estar vedado a los miembros de la Iglesia. Por ella habrían pasado personajes como Cervantes, Góngora y Quevedo, que la citan en sus obras. Cervantes lo incluye en una curiosa enumeración de espacios relacionados con el hampa:
...buscando aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga, Islas de Priarán, Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, La Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo y otras diversas partes.”
Otro famoso pícaro de nuestra literatura, Estebanillo González, se refiere a esta plaza como una de las facultades donde los de su profesión podían alcanzar el grado de doctores:
Llegué a Córdoba a confirmarme por Angélico en la calle de la Feria, y a refinarme en el agua de su Potro porque después de haber sido estudiante, paje y soldado, sólo este grado y caravana me faltaba para doctorarme en las leyes de profeso”.
Don Luis de Góngora también alude al lugar en un romance de 1585 para indicar que nadie nacido en El Potro puede ser víctima fácil de un engaño, por lo que las famosas damas pedigüeñas que tanto aparecen en los textos del Siglo de Oro, deberán buscar en otra parte a quien embaucar:


Si las damas de la corte(1)
quieren por dar una mano
dos piezas del toledano,
y del milanés un corte,
mientras no dan otro corte,
busquen otro,
que yo soy nacido en el Potro.
Si por unos ojos bellos,
que se los dio el cielo dados,
quieren ellas más ducados
que tienen pestañas ellos,
alquilen quien quiera vellos,
y busquen otro,
que yo soy nacido en el Potro.
Si un billete(2) cada cual
no hay tomallo ni leello,
mientras no le ven por sello
llevar el cuño real,
damas de condición tal,
buscad otro,
que yo soy nacido en el Potro.
Si a mi demanda y porfía(3),
mostrándose muy honestas,
dan más recias las respuestas
que cañones de crujía,
para tanta artillería
busquen otro,
que yo soy nacido en el Potro.[...]


1. Juego de palabras con la palabra corte: a) Conjunto de personas que acompañan a un rey, príncipe o personaje real. Acompañamiento, comitiva, séquito.b) Trozo de tela u otro material semejante con que se confecciona una *prenda: "Un corte de vestido", en este caso de los valiosos de Milán. c) El autor, probablemente, deje el significado a voluntad del lector.
2. Se alude a la desconfianza e interés material de las damas.
3. Se evoca la dureza de carácter con que las damas tratan a quien las corteja en pro de su honestidad.






Continuamos la ruta por la calle Armas hasta alcanzar la Plaza de Las Cañas, denominación debida a los juegos de cañas y otros festejos celebrados desde la Edad Media. Luis de Góngora alude a esta costumbre en su famosa letrilla Hermana Marica:
Hermana Marica,
Mañana, que es fiesta,
No irás tú a la amiga(1)
Ni yo iré a la escuela.
Pondraste el corpiño(2)
Y la saya(3) buena,
Cabezón(4) labrado,
Toca y albanega(5);
Y a mí me podrán
Mi camisa nueva,
Sayo(6) de palmilla(7),
Media de estameña(8);
Y si hace bueno
Trairé la montera(9)
Que me dio la Pascua
Mi señora abuela,
Y el estadal(10) rojo
Con lo que le cuelga,
Que trajo el vecino
Cuando fue a la feria.
Iremos a misa,
Veremos la iglesia,
Darános un cuarto
Mi tía la ollera.
Compraremos dél
(Que nadie lo sepa)
Chochos(11) y garbanzos
Para la merienda;
Y en la tardecica,
En nuestra plazuela,
Jugaré yo al toro
Y tú a las muñecas
Con las dos hermanas,
Juana y Madalena,
Y las dos primillas,
Marica y la tuerta;
Y si quiere madre
Dar las castañetas(12),
Podrás tanto dello
Bailar en la puerta;
Y al son del adufe(13)
Cantará Andrehuela:
No me aprovecharon,
madre, las hierbas.
Y yo de papel
Haré una librea (14)
Teñida con moras
Porque bien parezca,
Y una caperuza (15)
Con muchas almenas;
Pondré por penacho
Las dos plumas negras
Del rabo del gallo,
Que acullá en la huerta
Anaranjeamos(16)
Las Carnestolendas(17);
Y en la caña larga
Pondré una bandera
Con dos borlas blancas
En sus tranzaderas;
Y en mi caballito
Pondré una cabeza
De guadamecí(18)
Dos hilos por riendas;
Y entraré en la calle
Haciendo corvetas(19),
Yo y otros del barrio,
Que son más de treinta;
Jugaremos cañas(20)
Junto a la plazuela,
Porque Barbolilla
Salga acá y nos vea;
Bárbola, la hija
De la panadera,
La que suele darme
Tortas con manteca,
Porque algunas veces
Hacemos yo y ella
Las bellaquerías
Detrás de la puerta.


1. Amiga. Maestra de escuela de niñas. Escuela de niñas.
2. Corpiño. Prenda de vestir que cubre el cuerpo hasta la cintura, ajustada y sin mangas. *Chaleco, *jubón
3. Saya. Vestidura talar antigua, especie de túnica, que usaban los hombres.
4. Cabezón.Lista de lienzo doblado que se cosía en la parte superior de la camisa y, rodeando el cuello, se aseguraba con unos botones o cintas.
5. Albanega: Especie de cofia o red para recoger el pelo, o para cubrir la cabeza.
6. Sayo: Prenda de vestir holgada y sin botones que cubría el cuerpo hasta la rodilla.
7. Palmilla: Cierto género de paño, que particularmente se labraba en Cuenca.
8. Estameña: Tejido de lana, sencillo y ordinario, que tiene la urdimbre y la trama de estambre.
9. Montera. Prenda para abrigo de la cabeza, que generalmente se hace de paño y tiene varias hechuras, según el uso de cada provincia.
10. Estadal. Cinta bendecida en algún santuario, que se suele poner al cuello.
11. Chochos: Altramuz. Confite, peladilla o cualquier fruto pequeño.
12. Castañeta: Castañuelas.
13. Adufe: Pandero morisco.
14. Librea: Vestido uniforme que usaban las cuadrillas de caballeros en los festejos públicos.
15. Caperuza: Bonete que remata en punta inclinada hacia atrás.
16. Anaranjear. juego de niños que consistía en tirar naranjas contra el gallo en carnaval cara castigar su lujuria.
17. Carnestolendas: Carnaval.
18. Guadamecí. Cuero adobado y adornado con dibujos de pintura o relieve.
19. Corveta: Movimiento que se enseña al caballo, haciéndolo andar con los brazos en el aire.
20. Jugar cañas. Fiesta de a caballo en que diferentes cuadrillas hacían varias escaramuzas, arrojándose recíprocamente las cañas, de las que se resguardaban con las adargas.


Para terminar nuestra ruta, Continuamos hacia la más famosa plaza cordobesa: La Corredera. En la Edad Media era un mercado al aire libre, una explanada que fue cerrándose durante los siglos XVI y XVII hasta adquirir la actual estructura. Su extensión la hizo idónea para la celebración de juegos de cañas y fiestas de toros, de ahí el nombre de Corredera y el de Toril, que tiene la estrecha calle que desde el lado este desemboca en la plaza. En las grandes festividades se alquilaban ventanas y balcones para presidir los espectáculos, debiendo abandonarlos sus inquilinos habituales
En 1571, cuando Góngora contaba diez años, se celebraron diversas representaciones, simulacros bélicos, combates navales y mascaradas en exaltación de la batalla de Lepanto, según Ramírez de Arellano.
La afición taurina se hallaba muy desarrollada en Córdoba y provincia. Todas las clases sociales acudían, incluso los eclesiásticos. La nobleza y los caballeros rivalizaban en estas fiestas..
Rafael Alberti escribió esta letrilla A don Luis de Góngora y Lagartijo rememorando su afición a los toros:




Tu capotillo don Luis,
tu capotillo de oro,
¡mira que me coge el toro!
mi amante con su querido
me está poniendo los cuernos,
ya suelte taco o ternos
soy un cabrón consentido,
si quiero mirar erguido
me pesa la frente y lloro.
Tu capotillo don Luis,
tu capotillo de oro,
¡mira que me coge el toro!
Todas las noches del año
el hijo de la gran puta
con mi amante prostituta
va y viene del coro al caño
y por si no es poco el baño
viene y va del caño al coro.
Tu capotillo don Luis,
tu capotillo de oro,
¡mira que me coge el toro!




Esta plaza pudo ser en época romana el antiguo circo de la ciudad, ya que está cercano a los restos del templo dedicado al culto imperial (esto es, a los emperadores romanos divinizados). El conjunto comenzó a construirse en época del emperador Claudio (41-54 d. C.) aunque no se culminaría hasta el reinado de Domiciano (81-96 d. C.).


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